miércoles, 30 de marzo de 2005

Los Años 90 (2)

El "Flash" de Mark Waid recuperó toda la épica, aventura y fantasía que los buenos comics de superheroes nunca debieron perder. Pero no fué el único, otros autores se dieron cuenta de que era necesario recuperar la esencia de lo que hizo grande a los superheroes, casi se había llegado a un punto sin retorno, era necesario mirar al pasado, para hacer buenos comics había que reconstruir los cimientos.

Kurt Busiek fué uno de los grandes culpables. Junto al genial ilustrador Alex Ross, nos dió "Marvels", una historia en cuatro prestigios que nos devolvía toda la magia de la edad de plata desde el punto de vista de un hombre de la calle. Ademas, con "Astro City", una serie de su creación, nos enseñaba puntos de vista nunca antes mostrados sobre los superheroes. Sus "Thunderbolts" nos llevaron en un viaje por el Universo marvel, tan olvidado a esas alturas, de la mano de un grupo de supervillanos en busca de redención.

Alex Ross y Mark Waid nos dieron "Kingdom Come", una sobresaliente historia crepuscular sobre el regreso de los viejos heroes de DC y de su estandarte, Superman, el primero y mejor de todos. El sicodelico y revolucionario Grant Morrison, que había escrito obras maestras como "Animal Man", "Doom Patrol" o "Los Invisibles" (serie que, por cierto, fué copiada en su totalidad en la trilogía Matrix) devolvió a la Liga de la Justicia toda su gloria con historias imaginativas y "bigger than life".

Finalmente Marvel se dió cuenta, oh maravilla de las maravillas, de que para vender mucho no hacía falta copiar a los demas y crear molonas versiones de sus viejos heroes. Bastaba con poner a buenos guionistas y dibujantes en las series y recuperar el viejo toque Marvel. Así desembarcaron Mark Waid y Andy Kubert en "Capitan America", Christopher Priest en "Pantera Negra", el director de cine Kevin Smith en "Daredevil" y Kurt Busiek en "Iron Man" y "Los Vengadores", acompañado por George Perez, el mejor dibujante de superheroes puros y duros de la historia. Y menudas historias nos dieron. Los aficionados volvían a gritar "Make Mine Marvel!"

Y entonces cambió la dirección de la llamada "Casa de las Ideas", Marvel Comics. Un nuevo editor en jefe, el dibujante Joe Quesada, decidió cambiar el rumbo de la empresa y modernizarla. La reconstrucción estaba hecha, ahora tocaba adaptarse a los nuevos tiempos, llevar los comics mas alla. Y aprovechar que las peliculas de superheroes volvían a ser rentables creativa y economicamente gracias a X-Men de Brian Singer y Spiderman de Sam raimi.

miércoles, 16 de marzo de 2005

Los años 90 (1)

Los años 90 están considerados por la inmensa mayoría de aficionados como la peor época de la historia de los superhéroes. Una nueva generación de dibujantes, ciertamente espectaculares pero malos narradores de historias, alcanzó cotas de éxito nunca antes vistas. Con contratos millonarios y tratados como estrellas de cine, la fama se les subió a la cabeza y se volvieron comodones. Empezaron a dibujar solo lo que les apetecía, los guionistas sabían bien que no eran las estrellas, que su trabajo estaba totalmente supeditado al capricho del “Hot Artist”.

Eran los Jim Lee, Todd McFarlane, Rob Liefeld, Whilce Portaccio... y vendieron millones de comics, un número increíble que no se alcanzaba desde la Edad de Oro. Las editoriales empezaron a practicar todo tipo de trucos de marketing: portadas dobles, pegatinas, números especiales editados con varias portadas (así el coleccionista compraba dos o mas veces el mismo comic)...

Además, corrió la voz de que el comic era una buena inversión económica ya que se pagaban precios astronómicos por primeras ediciones de Superman y Batman de 1940. Así decenas de miles de personas empezaron a comprar comics para guardarlos en bolsas protectoras, sin leerlos siquiera, aumentando artificialmente las tiradas.

Pero claro, esos comics antiguos eran caros por su rareza. Cuando hay un stock de millones de ejemplares de X-Force 1, no vale una mierda. Este fenómeno especulativo estuvo a punto de acabar con Marvel. Eso, e Image.

Porque las superestrellas querían mas pasta y Marvel no estaba dispuesta a pagarles aun más. Así que se juntaron todos y abandonaron la editorial para fundar una propia: Image. Allí tendrían toda la preciosa libertad creativa que Marvel les negaba. Por supuesto, todos y cada uno de ellos se dedicaron a copiar a los X-Men y a hacer comics totalmente estúpidos.

Marvel, desesperada, se lanzó a contratar a todo aquel que supiera coger un lápiz e imitar a las estrellas prófugas. DC no iba a ser menos. Todos los comics estaban protagonizados por copias de Lobezno y Gambito, tipos duros que fumaban, llevaban gabardinas y mucho cuero, portaban armas más grandes que ellos mismos y de héroe tenían bien poco. El realismo que Alan Moore y los 80 trajeron a los comics se quedó en hacer las cosas mas sucias y la desaparición de la imaginación y fantasía típica de los superhéroes. Todo eran músculos hinchados e inexistentes, insulto a la anatomía humana, rechinar de dientes, tetas y piernas imposibles. Todo debía ser nuevo y guay, los viejos personajes fueron sustituidos por versiones “modernas” de los mismos. El guión y la inteligencia se olvidaron en favor de la imagen y las ventas. Todos los comics estaban envueltos en deleznables “crossovers”, de manera que para seguir una serie debías comprar otras diez que no te interesaban. Había quince o más series de mutantes y derivados de la Patrulla X, cuatro o cinco de Spiderman, Batman y Superman y se olvidaba lo que había hecho grandes a esos personajes. Cientos de miles de lectores dejaron los comics en esta época.

Entre toda esa morralla destacaron un puñado de series que, por cierto, no tenían las ventas millonarias de las otras. Sandman de Neil Gaiman, Hulk de Peter David, Starman de James Robinson, algunos comics totalmente mercenarios de Alan Moore y cositas de aquí y de allí.

Hasta que a mediados de la década y con la industria en crisis, Flash volvió para salvarnos a todos. El relámpago golpeaba por tercera vez. El Flash del joven guionista Mark Waid nos devolvió todo lo bueno de épocas pasadas e inició un camino que otros seguirían

viernes, 11 de marzo de 2005

Los años 80 (2)

A mediados de los 80 surgieron varias obras maestras que elevaron el comic de superheroes a un nuevo nivel. Y siguiendo su estela, la segunda mitad de esa decada fué una época de esplendor para DC. Dos fueron los autores que las crearon: Frank Miller y Alan Moore.
Miller nos contó la última historia de Matt Murdock, Daredevil, en "Born Again". Una historia de caida y redencion, de limpiar los pecados y contradicciones en los que el personaje había incurrido durante la memorable primera etapa del autor en esa misma serie. Tras Born Again la serie de Daredevil debió acabar, la historia del personaje estaba contada. Pero, claro, ninguna compañia quiere dejar de ganar dinero, por lo que Marvel la continuó con otros autores.
Pero Miller será recordado, sobretodo y por encima de muchas otras obras sobresalientes que hizo como Batman: Año Uno o Ronin, por "El Regreso del Señor de la Noche" o Dark Knight Returns. En ella vemos como Bruce Wayne, ahora un cincuenton acabado, vuelve a tomar el manto de Batman y retoma su cruzada sin fin contra el crimen. Una genial obra sobre el significado de los heroes, una sociedad que ya no los acepta y la rebelion contra el sistema para hacer lo correcto. El inolvidable final nos muestra, en toda su gloria, una batalla sin igual entre Batman, considerado un fuera de la ley, y Superman, reducido a lacayo del status quo.
Pero, para la gran mayoría de aficionados, la mejor obra de la historia es Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons. Alan Moore ya habia hecho obras revolucionarías como Miracleman, La Cosa del Pantano o V de Vendetta. Pero con Watchmen se consagraría como el mejor guionista de la historia.
Watchmen es la respuesta definitiva (porque ha habido y habrá otras) a la pregunta: ¿Como serían los superheroes si realmente existieran? Y esa respuesta es, claro, demasiado humanos y falibles. El inmenso y preciso tapiz que Moore crea en estos doce números, encajando piezas y manejando a los personajes como nadie, funciona como el mecanismo de relojería de una bomba (y los que lo hayan leido entenderán este comentario). Nunca se ha escrito un guion tan perfecto.
Estos autores mostraron al mundo que el comic de superheroes podía ser tan bueno como el mejor libro o la mejor película. Muchos autores les siguieron, explorando vias nunca antes abiertas. Algo que el supertaquillazo de las peliculas Batman y Batman Vuelve de Tim Burton apoyó claramente, iniciando la famosa batmanía.
Y así DC publicó Animal Man de Grant Morrison, JLI de Guiffen y DeMatteis, Question de Denny ONeil, Wonder Woman de George Perez, Superman de John Byrne, Escuadron Suicida de John Ostrander, Green Arrow de Mike Grell, Batman de Jim Starlin y decenas de series que perduran en la memoría de los aficionados.
Mientras tanto Marvel empezaba a bajar el nivel, en buena medida por la marcha de muchos grandes autores a DC. Buscó como loca nuevos talentos, prometiendoles el oro y el moro. Y los encontró. Una nueva generación de dibujantes llegó para triunfar como estrellas de la NBA pero no como artistas. Para vender muchos comics pero no para hacer buenos tebeos.
Ademas, la madurez de los superheroes se malentendió. Muchos autores se quedaron solo con la parte superficial, con la violencia, el sexo, la tristeza y la angustia. Esto y el mercantilismo sin control llevaría a los superheroes a su peor época de la historia: los años 90.

jueves, 3 de marzo de 2005

Los años 80 (1)

El periodo de tiempo comprendido entre 1977 y 1991 puede considerarse como la mejor etapa en la historia del comic de superheroes. No la mas original ni la mas loca, pero sí el momento de maduración. Una serie de autores excepcionales llegaron al mundo del comic con ánimo de contar buenas historias y dar riqueza y profundidad a sus personajes. Muchas veces crearon sus obras maestras en tebeos de heroes secundarios, donde tenían más libertad para desarrollar y afectar al personaje, donde la editorial no les impidiera trastear con el status quo de la serie.

Y no olvidemos el gran exito de las peliculas Superman y Superman 2, que enseñaron al gran publico que los superheroes no tenían porque ser tonterias para niños.

Es aquí donde surgieron las mas largas y mejores etapas de muchos heroes, recordadas por los aficionados por el magnífico éstado de forma en que se encontraban los autores. Étapas que han marcado un antes y un despues en cada una de sus series y en el mundo del comic en general. Esta vez no voy a limitarme a nombrarlas, son etapas totalmente recomendables para no iniciados, actuales todavia hoy y facilmente encontrables en bonitos y económicos formatos ¿captaís la sútil indirecta?):

La Patrulla X de Chris Claremont y John Byrne: los hombres X no eran nada hasta que llegó esta mítica pareja. Entre sus muchas virtudes será recordada, sobre todo, por la Saga de Fenix Oscura, donde una mujer X se corrompió por su inmenso poder y tuvo que ser sacrificada para salvar al mundo. Todos los guionistas de los X-men llevan chupando desde hace 20 años de este inmenso caudal de creatividad y comics cojonudos.

Daredevil de Frank Miller: otro personaje muy menor, un spiderman de segunda, convertido por el que sería el segundo mejor guionista de la historia en una historia violenta sobre caidas, redenciones, mafia, artes marciales y la lucha por el alma de una mujer, Electra.

Los Nuevos Titanes de Wolfman y Perez: un grupo de heroes adolescentes, mayoritariamente formado por compañeros de superheroes y liderados por Robin. ¿No suena a gran cosa, verdad? y no lo eran hasta que llegaron Marv Wolfman y George Perez (el mejor dibujante de superheroes de la historia).

La Cosa del Pantano de Alan Moore: un comic de terror, creado en los 70 siguiendo las moda, que en manos de Alan Moore fué el principio de su leyenda como mejor guionista de la historia. Un tour magistral por el lado mágico y sobrenatural del universo DC, un viaje a la locura, la maldad y el amor.

En general, los primeros años 80 pertenecieron a Marvel, cuyos personajes habían llegado a la madurez. El nivel medio de sus series era excepcional, Spiderman volvía a ser cojonuda de la mano de Roger Stern y John Romita Jr., Thor, dios del trueno, luchaba en el Ragnarok de la mano de Walter Simonson, los Vengadores corrían grandes aventuras, el Escuadron Supremo de Mark Gruenwald nos enseñaba a superheroes muy reales tomando el control del mundo y fracasando en su intento de crear una útopia, John Byrne, en solitario, alcanzaba nuevas cotas de calidad en Los Cuatro Fantásticos y Alpha Flight...DC intentaba escapar todavía de la inocencia de la edad de plata, lo que conseguiría con Crisis en Tierras Infinitas, una serie de 12 números de proporciones épicas como nunca se había visto, con el equipo creativo de los Nuevos Titanes.Una saga en la que salían todos los personajes de la editorial en una historia "bigger than life" llamada a reiniciar y evolucionar sus series.

Y se consiguió. Vaya si se consiguió. La segunda mitad de los 80 son de DC, un mes cualquiera sacaban diez o quince series que han quedado como obras maestras absolutas.

Pero hay tres obras reconocidas unánimemente como las mejores de la historia:

Daredevil: Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli
Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons
El Regreso del Señor de la Noche (o Dark Knight Returns) de Frank Miller


Continuara...