Buffy Cazavampiros (1)

Vaya nombre mas ridículo, ¿verdad? Suena a tontería, no puede ir en serio.

Ese tipo de frases son las que han hecho que Buffy the Vampire Slayer no sea universalmente conocida como una de las mejores series de la historia. Tan sencillo (y tan complicado) como eso.

Joss Whedon, aficionado a los comics y la cultura pop, guionista de series como Rosseane, tenia un sueño: Una chica rubia, tipica adolescente de instituto yanki, pasea sola por las calles, de noche. Algo la acecha, algo no humano. Se abalanza sobre ella... y la chica le patea el culo. Whedon quería reflejar su amor por el genero, contar buenas historias y subvertir los tópicos. Lo intentó con el guión para una película que no le dejaron dirigir y en la que el estudio hizo lo que quiso, o sea joderla. Buffy cazavampiros, la película, fue un fracaso. Pero la idea seguía siendo buena. Por algun milagro inexplicable Whedon recibió luz verde para una serie de media temporada, diseñada para sustituir a otra que se cancelara por bajas audiencias. Whedon quería ser director de cine y la única forma era auto enseñarse dirigiendo una serie de televisión. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió.

Esos doce primeros capítulos, la primera temporada, no es mas que un esbozo de lo que llegaría a ser la serie. Buffy Summers, una joven de 16 años recibe poderes para enfrentarse a las fuerzas de la oscuridad, como la última de una larga cadena de cazadoras elegidas desde tiempos inmemoriales. Junto a ella estarán Rupert Giles, su vigilante, experto en ciencias arcanas y bibliotecario del instituto, Xander, marginado de la clase, friki y gracioso oficial de la serie, Willow, brillante y tímida estudiante y Cordelia, animadora, guapa y popular, eso tan importante en los institutos de EEUU. En esos primeros capítulos descubrirán que el mundo no es como creían, que vampiros, demonios y brujas acechan en la oscuridad y en Sunnydale, bello pueblo de California, mas que en cualquier otro sitio, pues se encuentra sobra la Boca del Infierno, un lugar de confluencia mística. La metáfora esta servida, el instituto es el infierno y crecer y madurar, un hecho heroico.

Estos primeros capítulos sientan la base de la mitología de la serie y los cimientos de la amistad entre los Scoobies, como se llaman a si mismos. En ellos Buffy conocerá a su primer amor, Ángel, un vampiro al que maldijeron devolviéndole su alma y al que los remordimientos de 200 años de matanzas han convertido en introspectivo y misterioso a los ojos de una adolescente.

Son, en su mayoría, episodios auto conclusivos tremendamente divertidos y bien escritos, aunque su mezcla de drama, acción, terror, comedia y angustia adolescente desconcierta a mas de uno. Bien pronto, Buffy empieza a mostrarse como inclasificable, una serie de genero que es mucho más. Pero aun no se ha ganado los galones.

Es en la segunda temporada cuando Buffy da el salto de calidad, cuando el excepcional equipo de guionistas puede dar continuidad a la serie, llevando subtramas durante varios episodios y haciendo evolucionar a los personajes. Se presenta a Spike, el vampiro teñido de rubio, rebelde sin causa, divertido, sarcástico y muy humano, un monstruo que sin embargo esta enamorado de Drusilla, su inmortal y completamente chiflada compañera. Y a mediados de la temporada Buffy pierde la virginidad con Ángel, causando que la parte final de la maldición se active y este pierda su alma al encontrar la felicidad perfecta. Es la metáfora de la chica que se acuesta con su novio y este se convierte en un imbecil y no le devuelve las llamadas.

La parte final de la temporada, y sobretodo sus dos últimos episodios, es una carrera continua, un perfecto confluir de todas las tramas de la serie, una batalla muy personal por salvar el mundo contra la familia disfuncional que forman los tres vampiros. Es aquí cuando Buffy se convierte en “algo mas” y nos da las dos mejores horas de televisión que el aficionado había podido ver jamás. Aquí nace el mito.